¿Y si no es el polo, quién?
Escrito por :Francisco Torres, Arauca, octubre 18 de 2011.
En la cruel encrucijada en que se encuentra Colombia, asolada por rapaces multinacionales que acaban de recibir la patente de corso del TLC, sumida en pobreza y miseria, desmantelada en su industria y su agricultura, agobiada por el desempleo y los salarios de hambre, herida en sus ríos, montañas y sabanas, mutilada por la violencia, ¿quién podrá cohesionar a sus hijos en la lucha que la salve y dignifique?
En las explotaciones petroleras de las sabanas de la Orinoquía, en los mares de palma africana en Santander y el Cesar, en los pueblos ora polvorientos, ora lacustres de la Costa, en las tierras indígenas, en los páramos, en las universidades, en las estaciones de Transmilenio, en los hospitales y colegios, en los foros y simposios un alud de indignación se esparce desde el pecho de los pueblos. ¿Quién podrá unir esas voces dispersas, esas batallas dispersas?
Esa es la pregunta, la más importante pregunta que se hace el desterrado por las aguas desde su cambuche, el dirigente de los obreros en huelga, el ecologista, el desplazado, el intelectual patriota y cientos de miles que anhelan un país distinto. Pero también se lo preguntan el embajador de cierta potencia y los avisados líderes de la minoría que se enriquece con las comisiones de los grandes negocios de las multinacionales y el saqueo del Estado.
¿Quién podrá unir a ese pueblo sufrido, adolorido? ¿Para qué? ¿Con qué fines?
Aleccionados por un siglo de diplomacia imperial los estadistas del norte esperan canalizar los brotes de rebeldía para apuntalar su dominio. Buscan y encuentran gente que haciéndose pasar por inconformes están muy conformes con los aspectos centrales de la política que apesadumbra a nuestra patria. Ya los tienen. Ahí está Angelino Garzón, que de vez en cuando dice alguna cosa después de haberse alborotado un sector popular para adormecer o desviar la lucha con el brillo de su alto cargo y de sus vanas promesas. Pero, por supuesto, ni una palabra contra las causas que generaron las protestas. Muy por el contrario, muy de acuerdo con los TLC. Y el señor Petro calladito frente a los desafueros de la política de Santos que tanto daño les hace a los bogotanos, callado frente a la aprobación del TLC, mudo ante los atropellos de las transnacionales, desentendido de cosas monstruosas como el Estatuto de Convivencia que castiga con cárcel a aquellos que hagan una manifestación sin permiso. Y se llama demócrata y progresista. E igualmente, otras estrellas menores que aspiran a ser tocadas por la varita mágica de los grandes medios de comunicación para hacer una fulgurante carrera.
Y todos a una como en Fuente Ovejuna contra el POLO. Desde esos supuestos dirigentes del pueblo, pasando por los monopolios dueños de los medios, hasta las cúpulas del poder imperial que vaticinan desastres a la agrupación de izquierda desde The Economist, el oráculo del capital financiero mundial que se atreve a decir qué va a suceder con el POLO cuando nunca vio la depresión mundial que se estaba cocinando debajo de sus propias narices, quizás porque el hedor de la descomposición se le ha tornado consustancial.
Pues bien, me temo que los ladridos de la jauría neoliberal no les van a ser suficientes. Que su propósito de acabar con el partido de izquierda no se va a cumplir. Que no van a poder cancelar la oposición en Colombia. Ese faro seguirá brillando en medio de la oprobiosa oscuridad en la que desvalijan a los compatriotas.
Casi seis mil candidatos encabezados por Aurelio Suárez a la alcaldía de Bogotá, María Isabel Urrutia en Cali, Rodrigo Saldarriaga a la Gobernación de Antioquia, Pedro Vicente Obando en Pasto y Carlina Sánchez en Santa Marta van a demostrar el 30 de octubre que el POLO está más vigente que nunca.
En Arauca catedráticos como William Navarro a la Asamblea y luchadores populares como Felipe Medina, Jorge Camilo Inocencio y Santiago Ruiz al concejo de Arauca y Jahn Carlos Martínez al concejo de Tame.
Y la pregunta que encabeza esta columna -parodia de la de un avispado ex presidente- se responde a sí misma: sólo puede interpretar a Colombia quien defiende su soberanía, sólo puede ser vocero de las luchas populares quien las acompaña en las buenas y en las malas, sólo puede encabezar un cambio quien se opone a la política dominante. Tres requisitos que únicamente llena en esta tierra el Polo Democrático Alternativo.
En las explotaciones petroleras de las sabanas de la Orinoquía, en los mares de palma africana en Santander y el Cesar, en los pueblos ora polvorientos, ora lacustres de la Costa, en las tierras indígenas, en los páramos, en las universidades, en las estaciones de Transmilenio, en los hospitales y colegios, en los foros y simposios un alud de indignación se esparce desde el pecho de los pueblos. ¿Quién podrá unir esas voces dispersas, esas batallas dispersas?
Esa es la pregunta, la más importante pregunta que se hace el desterrado por las aguas desde su cambuche, el dirigente de los obreros en huelga, el ecologista, el desplazado, el intelectual patriota y cientos de miles que anhelan un país distinto. Pero también se lo preguntan el embajador de cierta potencia y los avisados líderes de la minoría que se enriquece con las comisiones de los grandes negocios de las multinacionales y el saqueo del Estado.
¿Quién podrá unir a ese pueblo sufrido, adolorido? ¿Para qué? ¿Con qué fines?
Aleccionados por un siglo de diplomacia imperial los estadistas del norte esperan canalizar los brotes de rebeldía para apuntalar su dominio. Buscan y encuentran gente que haciéndose pasar por inconformes están muy conformes con los aspectos centrales de la política que apesadumbra a nuestra patria. Ya los tienen. Ahí está Angelino Garzón, que de vez en cuando dice alguna cosa después de haberse alborotado un sector popular para adormecer o desviar la lucha con el brillo de su alto cargo y de sus vanas promesas. Pero, por supuesto, ni una palabra contra las causas que generaron las protestas. Muy por el contrario, muy de acuerdo con los TLC. Y el señor Petro calladito frente a los desafueros de la política de Santos que tanto daño les hace a los bogotanos, callado frente a la aprobación del TLC, mudo ante los atropellos de las transnacionales, desentendido de cosas monstruosas como el Estatuto de Convivencia que castiga con cárcel a aquellos que hagan una manifestación sin permiso. Y se llama demócrata y progresista. E igualmente, otras estrellas menores que aspiran a ser tocadas por la varita mágica de los grandes medios de comunicación para hacer una fulgurante carrera.
Y todos a una como en Fuente Ovejuna contra el POLO. Desde esos supuestos dirigentes del pueblo, pasando por los monopolios dueños de los medios, hasta las cúpulas del poder imperial que vaticinan desastres a la agrupación de izquierda desde The Economist, el oráculo del capital financiero mundial que se atreve a decir qué va a suceder con el POLO cuando nunca vio la depresión mundial que se estaba cocinando debajo de sus propias narices, quizás porque el hedor de la descomposición se le ha tornado consustancial.
Pues bien, me temo que los ladridos de la jauría neoliberal no les van a ser suficientes. Que su propósito de acabar con el partido de izquierda no se va a cumplir. Que no van a poder cancelar la oposición en Colombia. Ese faro seguirá brillando en medio de la oprobiosa oscuridad en la que desvalijan a los compatriotas.
Casi seis mil candidatos encabezados por Aurelio Suárez a la alcaldía de Bogotá, María Isabel Urrutia en Cali, Rodrigo Saldarriaga a la Gobernación de Antioquia, Pedro Vicente Obando en Pasto y Carlina Sánchez en Santa Marta van a demostrar el 30 de octubre que el POLO está más vigente que nunca.
En Arauca catedráticos como William Navarro a la Asamblea y luchadores populares como Felipe Medina, Jorge Camilo Inocencio y Santiago Ruiz al concejo de Arauca y Jahn Carlos Martínez al concejo de Tame.
Y la pregunta que encabeza esta columna -parodia de la de un avispado ex presidente- se responde a sí misma: sólo puede interpretar a Colombia quien defiende su soberanía, sólo puede ser vocero de las luchas populares quien las acompaña en las buenas y en las malas, sólo puede encabezar un cambio quien se opone a la política dominante. Tres requisitos que únicamente llena en esta tierra el Polo Democrático Alternativo.
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