La nueva oposición
Los retiros de los proyectos de Reforma a la Educación Superior y de la Ley Lleras son el último capítulo de un nuevo contrapeso que, gestado desde la sociedad civil, ha logrado ganarle varios pulsos al gobierno. Las redes sociales y las manifestaciones masivas son el caldo de cultivo de los indignados colombianos.
Por: Mario Zamudio
Estudiantes, internautas, defensores del territorio y ciudadanos indignados se han convertido en la nueva oposición.
Fotografía: Confidencial Colombia
La llegada de Juan Manuel Santos a la Presidencia de la República dio un viraje al manejo político que tenía el país. Mientras que el gobierno de Álvaro Uribe polarizó lo opinión y redujo el debate a extremos de blanco o negro, Santos invitó a los partidos políticos y al pueblo a unirse en torno a una gran Unidad Nacional que abre espacios a seguidores y opositores.
En el ámbito público, solo el diezmado Polo Democrático ejerce el papel de la oposición y todos, hasta el Partido Verde, han ingresado a la mesa de Unidad Nacional para montarse al tren de Santos y engrosar la unanimidad.
Pero en la esfera privada, de forma espontánea y sin ningún tipo de motivación electoral o burocrática, se comenzó a tejer una red ciudadana que ha conseguido interactuar con el Estado y ponerlo, en más de una ocasión, en jaque.
“Los ciudadanos están mandando el mensaje de que pueden subirse a la escena y construir con el gobierno, con el Congreso y determinar el destino del país”, afirma el senador Luis Carlos Avellaneda. Por su parte, el congresista Camilo Romero cree que “Por fortuna a la Unidad Nacional, que más parece la unanimidad nacional, le ha surgido una oposición activa, proactiva y propositiva, que es la unidad social”.
La ‘Ley Lleras’, el primer paso
El 4 de abril de 2011, el ministro del interior Germán Vargas Lleras radicó ante el Congreso el proyecto de ley 241, “Por la cual se regula la responsabilidad por las infracciones al derecho de autor y los derechos conexos en internet”.
La idea del proyecto era regular tanto la subida como las descargas de material en la red sujeto a algún tipo de derecho de autor. Según el documento, los dueños de las obras podían quejarse ente el proveedor de internet del “pirata” para que este decidiera el tipo de infracción que se debería imponer.
La reacción no se hizo esperar. La gran mayoría de los usuarios de internet iniciaron una campaña contra la iniciativa y, a través de las redes sociales, enviaron toda clase de mensajes al Ministro. Asociaciones de usuarios alegaron que la propuesta no había sido consultada con ellos y la consideraron arbitraria.
Los hackers también formaron parte de la protesta, y lo hicieron a su manera. La red mundial Anonymous inició un proceso sistemático de ataque a las páginas web del Estado: los sitios en internet de la Presidencia, del Senado y de varios ministerios fueron penetrados y bloqueados durante varias horas.
Luego, a través de un
video explicaron la intensión de sus acciones como una retaliación a una ley “que vulnera los derechos de los colombianos (…) La ley Lleras es un abuso del Estado colombiano contra los ciudadanos libres”, concluyó Anonymous.
Organizaciones como Creative Commons e iniciativas ciudadanas como
Red pa todos propusieron, acompañados por el senador Camilo Romero, una ley alternativa llamada "Internet para todos". Un documento concertado por todos los usuarios y, según ellos, mucho más democrático.
La iniciativa estuvo acompañada de un producto audiovisual llamado
Copiar no es robar.
Ayer, la ponencia fue archivada. Los usuarios de internet ganaron y también lo hicieron, según Romero, “los que entendieron que internet es una herramienta vital de conocimiento libre, quienes entienden el valor de la democracia pegado al valor de la libertad”.
El legislativo entendió que el proyecto no estaba suficientemente consultado, que hacía falta la voz de los internautas y decidió abortar la iniciativa y sentarse a hablar con los que conocen de cultura libre a través de la red.
Contra la corrupción
La llegada de Juan Manuel Corzo a la presidencia del Senado fue polémica. A pocos días de su arribo radicó la ponencia para volver a penalizar el aborto aún en las tres excepciones que había aceptado la Corte Constitucional.
Luego propuso subsidiar la gasolina para los congresistas porque “con el sueldo no le alcanzaba”, también insistió en recuperar el proyecto de ley de inmunidad parlamentaria y con estas salidas se echó encima a la nueva oposición.
Desde las redes sociales se inició toda una campaña para pedir la renuncia de Corzo. Los hashtags en twitter y los eventos en facebook se hicieron multitudinarios y la gente, de manera espontánea, le creyó a la iniciativa.
El libretista Gustavo Bolívar creó la Marcha de los Antifaces, para protestar contras las "propuestas corruptas" del nuevo presidente del Congreso. Luego se organizó, también a través de las redes, una
Corzotón para recolectar dinero simbólico y colaborarle al senador con sus gastos de transporte y gasolina.
Finalmente, horas antes del evento, Corzo se disculpó a través de Twitter y se retractó de las iniciativas. Nueva victoria de los nacientes indignados, otra vez la sociedad civil puso en jaque a los funcionarios públicos y los obligó a rectificar.
La defensa del Tayrona
En la última semana de septiembre, el presidente Santos anunció en San Andrés la construcción de un hotel siete estrellas en el Parque Tayrona. El mandatario dijo que todo estaba listo, que en la zona no había presencia indígena y que el proyecto era perfectamente viable.
Desde entonces, y a raíz de una columna publicada en El Tiempo por Daniel Samper Pizano, se gestó un movimiento que exigía el retiro de la iniciativa bajo el lema Tayrona Libre.
Otra vez las redes sociales se inundaron de comentarios y de eventos. A través de Facebook se creó un grupo llamado
No a la construcción de un hotel 7 estrellas en el Tayrona que en poco tiempo alcanzó a tener más de 20 mil seguidores.
La red, la iniciativa civil y la espontaneidad agruparon a ambientalistas, turistas y defensores del territorio nacional en una especie de cruzada por la defensa del Tayrona. A partir de que los indignados pusieron el tema en la agenda durante días, comenzaron a conocerse informaciones sobre los vínculos de Felipe y Francisco Santos con la empresa encargada de ejecutar el proyecto.
La presión llevó al nuevo ministro de Ambiente, Frank Pearl, y al gobierno nacional a declarar la muerte del proyecto turístico en este parque natural.
Que vivan los estudiantes
El movimiento estudiantil fue la gota que rebosó el vaso de la participación civil en la política y en las decisiones grandes de un país. Luego de haberse tragado el sapo de la ley 30 en 1992, los estudiantes consiguieron que el Presidente ordenara retirar el proyecto de Reforma a la Educación Superior radicado en 4 de octubre por el ministerio de educación.
El camino comenzó con la radicación de la ley. La ministra Campo dijo que no iban a privatizar la educación y que lo único que perseguía la iniciativa era tener más recursos para mejorar la calidad y la cobertura.
Pero los estudiantes no tragaron entero, tampoco fueron consultados e hicieron sentir la fuerza de los paros y las movilizaciones. El 6 de octubre fue la primera manifestación: Cali, Neiva, Montería y Bogotá se encargaron de mandar el primer mensaje al ejecutivo sobre su desacuerdo con la reforma.
Con el tiempo las manifestaciones fueron haciéndose más grandes y más frecuentes. El 12 de octubre se oficializó el paro estudiantil con una marcha en las calles de varias ciudades y con concentraciones de la mayoría de estudiantes de universidades públicas. La protesta terminó con enfrentamientos contra la fuerza pública.
El movimiento estudiantil avanzó, también en la forma de protestar. Las piedras se cambiaron por banderas y la lucha contra la policía se volvió una declaración de amor y de manifestaciones de cariño.
El 19 de octubre tuvo lugar la
Besatón nacional, miles de estudiantes salieron a las calles contarle al gobierno a través de los besos que ellos querían hacer parte de la construcción de la reforma y que eran, son, actores de primer orden al hablar de educación.
El 26 vino la
Abrazatón, otro mecanismo novedoso y creativo de sentar su voz y de hablarle al gobierno. Hasta entonces el Estado se mantenía firma en su aspiración de sacar adelante la reforma y no tenía en sus planes retirarla ni discutirla.
Los estudiantes siguieron marchando, empezaron a hacerlo con antorchas y dejaron de hacerlo con piedras. Siguieron besándose y abrazándose, continuaron enviando comunicados y hablando a través de las redes sobre lo que esperaban de una reforma a la educación. Poco a poco el discurso, acompañado del paro indefinido, comenzó a hacer mella.
El legislativo comenzó a escuchar a los manifestantes y los representantes a la Cámara Wilson Arias y Carlos Amaya anunciaron la idea de archivar el proyecto. Los congresistas querían aprovechar la gran marcha del 10 de noviembre para radicar la ponencia.
Pero no fue necesario. El 9 de noviembre de 2011 el presidente Juan Manuel Santos sugirió públicamente, pero de manera implícita ordenó, tanto al ministerio de Educación como a la comisión sexta de la Cámara a retirar la reforma. La medida era un hecho. Los estudiantes, parte de la nueva oposición, ganaron.
La ministra Campo radicó el documento que solicitaba el retiro de la reforma a la secretaría general de la Cámara y ayer 11 miembros de la Comisión aprobaron por unanimidad que el proyecto fuera archivado.
La idea del gobierno, de nuevo la gran lección, es sentarse a través de mesas de diálogo a hablar con los estudiantes y con la comunidad académica. A mediados del otro año saldrá un documento construido por el Ministerio, por las asociaciones de universidades y por la Mesa Amplia de Negociación Nacional.
Sea a través de las redes sociales, de los besos, de las marchas o de las antorchas, en Colombia se está gestando una oposición espontánea y creativa. Más allá de las banderas y de los partidos, en nuestro país comienzan a verse los resultados de la indignación.
Fuente:CondidencialColombia.com