"Izquierda y corrupción son incompatibles" Carlos Gaviria Diaz

“Falta formación en el aprecio de lo público”
Izquierda y corrupción son incompatibles
Las denuncias por corrupción encubren un ataque político en momentos preelectorales, pero se debe investigar a fondo y encontrar a los responsables.Carlos Gaviria Diaz.

*En las últimas semanas los mediosde comunicación y los partidos políticos del establecimiento, en una clara campaña electoral, se han dado un festín magnifi cando las denuncias de indicios de corrupción en la contratación del Distrito Capital.
El problema ha estado siempre ligado al ejercicio del poder político por parte de la clase política tradicional. VOZ habló de estos temas con el doctor Carlos Gaviria Díaz, ex candidato presidencial y militante del Polo Democrático Alternativo.
Corrupción en varias esferas 

VOZ –¿Por qué tenemos una sociedad yun Estado corruptos?C.G.D–Yo pienso que hay dos factores que lo determinan. Primero, es la falta de noción
de lo público que existe entre nosotros.
Lo que es público, es decir, lo que
es de todos, la gente asume que no es de
nadie y por tanto alzarse con los fondos
públicos, asaltar el erario, ha sido entre
nosotros una tradición. En segundo lugar,
hay un problema estructural; no puede
un Estado liberarse a la buena voluntad
de sus funcionarios, hay que contar que
muchos funcionarios no tienen esa noción
de lo público y por tanto los organismos
de control tienen que estar más afi nados.
Pero se produce la paradoja que dentro de
los mismos organismos de control hay corrupción.
De modo que de una parte hay
un problema normativo, es necesario revisar
todas las normas en especial las que
se refi eren a los organismos de control,
afi narlas, hacer una selección sumamente
cuidadosa de quienes van a estar al frente
de estos organismos. En la formación del
sentido de lo público, es esencial que esa
educación no sólo se imparta en las aulas
sino permanentemente en el desempeño
de los cargos públicos.
–¿Por qué se presentan prácticas corruptas en lo cotidiano de la sociedad, más allá de la esfera política?
–Esa es una excelente pregunta. No solamente la corrupción se circunscribe a la esfera pública, que es más notoria.
En el sector privado hay demasiada corrupción.
Algo más, en la corrupción enel sector público se da en connivencia con ciudadanos particulares y por tanto
esa falta de conciencia pública se echa de menos en un sector y en el otro.
–Por ejemplo, si cometo una infracción de tránsito y un policía me hace un parte, le doy dinero para que no memulte. ¿Es eso una práctica corrupta?¿Porque los colombianos actuamos con esas prácticas? ¿Se puede decir queculturalmente nos comportamos así?
–Yo pienso, paradójicamente, que la corrupción es un problema cultural tomado desde un sentido eminentemente descriptivo.Porque la cultura tiene un sentidopositivo. Cuando uno habla que en una ciudad hay cultura se refi ere al hecho de que es una ciudad ordenada, una sociedad donde los ciudadanos se respetan mutuamente, etc. Pero tomamos la cultura
corrupta en otro sentido, en el de la costumbre perversa que viene arraigada.
Un buen ciudadano no se siente culpable de ofrecerle un soborno a un policía para que no le pase un parte. La educación tiene que ver con todo esto, pero no es
que hagan falta más clases de ética, sino que toda la cultura, toda la formación debe estar encaminada hacia la convivencia ciudadana amable y pacífica. Tienen que
estar erradicadas esas prácticas.
–¿Hay una reproducción de prácticas corruptas y clientelistas en el sistema educativo, cuando por ejemplo, en
la elección de un personero estudiantil se compran votos con dulces?
–Correcto. Digamos que esa cultura perversa está en el ambiente y los niños la van captando muchas veces en la misma escuela y otras veces en el medio. Lo que hay que hacer es una labor de saneamiento que empieza en la casa, continúa en la escuela y sigue en el trabajo; sea
en el sector público o en el sector privado.
Pero pienso que es un problema que tiene un arraigo muy grande, que no va a terminar de un momento a otro. Haydos factores, el primero un cambio de la cultura, ese cambio hay que hacerlo de una manera lenta e imperceptible, pero las normas jurídicas sí tienen que obrar de una manera más rápida y más efectiva.
Creo que normas efectivas adecuadas van influyendo en la cultura, porque cuando la gente entiende que a las personas transgresoras de ese tipo de conductas
se las sanciona, empieza a existir el temor de incurrir en ellas; de modo que el problema es de cultura y de
normas jurídicas. El derecho toma una buena parte de la cultura ambiente; pero también influye en la cultura para que las normas jurídicas sean eficaces. Cuando
no hay impunidad la gente teme transgredir
los deberes jurídicos porque allí
se toma una infl uencia negativa que es
la sanción. Una de las luchas que el país
tiene que emprender de una manera dura,
es la lucha contra la impunidad.
Que se investigue en Bogotá
–¿Por qué se hace más escándalo con el caso de Bogotá cuando es una práctica que está en todo el país?
–La corrupción es un fenómeno generalizado en el país, que no se circunscribe a Bogotá.

En Bogotá como es el Polo el que está al frente de la dirección, ,entonces magnifican los hechos.
Pero yo quiero ser muy claro; el Polo Democrático Alternativo se justifica como partido siempre que satisfaga dos condiciones: La primera, que sea el portador de un proyecto de izquierda democrática, y en segundo lugar, que muestre
que la política se puede hacer limpiamente, porque tenemos que librarnos de los vicios del clientelismo y de la corrupción.
Por tanto, si a la administración del Polo le hacen esos cargos, el primer interesado en que se despejen esas incógnitas es el propio Polo; entonces, debe solicitarle a esas instancias de control, a los fiscales y jueces competentes, que lleven la investigación hasta el final para
que se haga entera claridad de los hechos y que si resultan militantes del Polo implicados en el asunto, se tomen las medidas que sean necesarias.
–¿El modelo de contratación del Estado facilita prácticas corruptas?
–Puede facilitarlas, pero no se puede buscar el mal solamente en el modelo de contratación. Yo decía que hay que hacer una especie de escrutinio de las normas
que se refieren a la conducta de los funcionarios públicos y afinar esas normas.
Aquí se ha entronizado desde hace tiempo un dicho popular, “hecha la norma hecha la trampa”. Es decir, las normas solas no son sufi cientes para controlar
la conducta y encausarla por donde debe ser. Son necesarias las dos cosas, el cambio de cultura y el afinamiento de las normas.
Práctica incompatible con la izquierda
–¿Cómo un partido político que se presenta como alternativo puede colaborar en el saneamiento de esa sociedad,
sin estar necesariamente ejerciendo el poder político desde el Estado?
–Extraordinaria pregunta, porque tiene que ver con lo que señalo del cambio de cultura o la transformación de
la conciencia social en una conciencia que aprecie lo público. No sólo se da en la escuela, sino en la práctica política y pienso que un partido como el Polo halla
su razón de ser en un proyecto político alternativo, con unas prácticas políticas distintas; pero se está contradiciendo de manera flagrante cuando dentro de
sus propios miembros hay corrupción o se aceptan las prácticas políticas tradicionales que el partido está avocado a erradicar.
–A veces la sociedad no castiga con el voto a quienes llevan en su historia un lastre de corrupción. Durante muchos años esos comportamientos no han sido censurados en los partidos tradicionales, pero al Polo se le quiere castigar sólo con indicios.
–Muchas veces se fustiga más al adversario que a quien participa o milita en un partido político que defiende los
intereses del establecimiento. Entonces, las denuncias por corrupción encubren un ataque político; pero nosotros tenemos que ser claros en la medida que no
puede ser un escudo para decir que están atacando al Polo por tener un proyecto político distinto. Los cargos no dejan de ser graves por el hecho de que se hagan
de una manera malintencionada. Por tanto, lo que tenemos es que mostrar un proceder limpio, en especial cuando llegamos a cargos administrativos que son
ejemplarizantes.
–¿Las investigaciones de corrupción deben quedar solamente en manos de organismos del Estado o quién más podría hacerlas?
–Hay que ir con cautela. Porque lo que no puede hacer ningún partido político es sustituir a los organismos competentes del Estado, para hacer este tipo de investigaciones. En el caso reciente considero que la comisión del Polo que hizo la investigación y llegó a unas conclusiones no muy claras, debió entregarle esa información a las autoridades competentes para investigar y juzgar, y no proceder como si ellos fueran jueces. Entre nosotros se está abriendo paso una costumbre perversa y es que paralelo a los organismos del Estado, van surgiendo organismos particulares que van a cumplir su misma función, y así como hay paramilitarismo, ahora pretendemos que haya parajudicialismo; y por tanto esa tarea la deben cumplir los jueces y son ellos quienes deben sacar las conclusiones creíbles. De lo contrario, estamos cayendo en la perversión de usurpar las funciones del Estado y privatizarlas.
–¿Es una contradicción decir que se es de izquierda y ser corrupto?
–Claro, porque lo que pretende la izquierda es que los bienes públicos se distribuyan de manera equitativa y no
se puede hacer eso si soy el primero que me los apropio. Es decir, para mí, que haya un funcionario de izquierda corrupto, no tiene una ética de un militante de izquierda que obra siempre en función del interés público, del bien común. Y cuando yo me prevalido de la posición
que ocupo y me enriquezco, es vergonzoso.
􀀫Tomado de Semanario Voz.