jueves, 3 de marzo de 2011

"El Derecho a la Rebelion y la Lucha No-Violenta" Introduccion

Amig@s, compañe@s del mundo, saludos, estare publicando cada semana un capitulo del libro.

El Derecho a la Rebelion y la Lucha No-Violenta
*Este Material es un aporte del economista Guillermo Sulling al esclarecimiento ideologico de los luchadores no-violentos.


*Nota del autor*

Este modesto y sencillo escrito no pretende ser un análisis profundo de la problemática de la marginación y la lucha no violenta. Para eso habrá que consultar a los especialistas.
Con este escrito se pretende plantear algunos conceptos, en el lenguaje más simple posible, para entendernos con su destinatario principal: las personas marginadas por esta sociedad y todos aquellos que se solidarizan con la lucha por los Derechos Humanos.
Debo aclarar también que en mi condición de Humanista considero que la violencia es repudiable en cualquier circunstancia y que la lucha no –violenta no necesita justificarse por la inutilidad de la lucha violenta; no obstante, si en algunos pasajes de este trabajo enfatizo en la inconveniencia del uso de la violencia es porque entiendo que muchas personas de buen corazón pueden caer en la trampa del sistema de llevar la lucha al terreno violento.
Hay mucho por discutir y mucho por transitar sobre cómo desarrollar la lucha para rebelarse contra los condicionamientos de una sociedad que margina cada vez a más gente.
Espero que este sencillo trabajo aporte su grano de arena.
Los conceptos vertidos aquí, excepto las cifras, forman parte de mi opinión personal y no deben interpretarse como la postura conjunta de una organización; no obstante creo que corresponde dejar claro ante el ocasional lector mi plena identificación con la filosofía y proyecto del Movimiento Humanista, en el cual participo activamente desde hace muchos años, y de cuya amplia bibliografía he extraído los siguientes conceptos que a continuación transcribo:

“Los Derechos Humanos no tienen la vigencia universal que sería deseable porque no dependen del poder universal del ser humano sino del poder de una parte sobre el todo y si los más elementales reclamos sobre el gobierno del propio cuerpo son pisoteados en todas las latitudes, sólo podemos hablar de aspiraciones que tendrán que convertirse en derechos. Los Derechos Humanos no pertenecen al pasado, están allí en el futuro succionando la intencionalidad, alimentando una lucha que se reaviva en cada nueva violación al destino del hombre. Por esto todo reclamo que se haga a favor de ellos tiene sentido porque muestra a los poderes actuales que no son omnipotentes y que no tienen controlado el futuro”. (Silo, “Humanizar la Tierra”, “El Paisaje Humano”).

“Hasta tanto el ser humano no realice plenamente una sociedad humana, es decir una sociedad en la que el poder esté en el todo social y no en una parte de él (sometiendo y objetivando al conjunto), la violencia será el signo bajo el cual se realice toda actividad social. Por ello, al hablar de violencia hay que mencionar al mundo instituido, y si a ese mundo se opone una lucha no violenta debe destacarse en primer lugar que una lucha no-violenta es tal porque no tolera la violencia. De manera que no es el caso de justificar un determinado tipo de lucha sino de definir las condiciones de violencia que impone ese sistema inhumano”. (Silo, “Humanizar la Tierra”, “El paisaje Humano”).

“Los humanistas no son violentos, pero por sobre todo no son cobardes ni temen enfrentar a la violencia porque su acción tiene sentido. Los humanistas conectan su vida personal, con la vida social. No plantean falsas antinomias y en ello radica su coherencia”. (Silo, “Cartas a mis Amigos”)

“El Nuevo Humanismo se esfuerza en minimizar la violencia hasta el límite extremo, superarla completamente en perspectiva y encaminar todos los métodos y formas de resolver oposiciones y conflictos sobre los rieles de la no-violencia creadora”. (Silo, “Diccionario del Nuevo Humanismo”)

*Introduccion*
La sociedad actual pareciera encontrarse en un callejón sin salida, mientras se van sucediendo los diferentes gobiernos democráticos elegidos por la gente, va aumentando la disconformidad de esa misma gente por sus gobiernos. La paradoja de una democracia formal, donde parece que elegimos entre opciones diversas pero donde finalmente siempre gobierna el mismo poder, nos llena de impotencia. Mientras tanto, millones de seres humanos son arrojados fuera del sistema, cayendo en el desempleo y la marginación social, sin que aparentemente se pueda hacer nada para cambiar el rumbo de las cosas.
 
Y mientras crece la impotencia en cada uno de esos seres humanos arrojados a su suerte, la respuesta del Estado es siempre la misma: No se puede solucionar el problema, la globalización es más fuerte, pero ya pasará. Parece ser que la impotencia tiñe a la sociedad toda. A veces la impotencia explota catárticamente en conflictos sociales aislados y desarticulados que no logran cambiar el rumbo de los acontecimientos. Mientras tanto el poder económico se sigue concentrando y los pueblos se siguen empobreciendo; la banca sigue succionando con tasas usureras y las multinacionales siguen devorando todo a su paso.
Y en una sociedad que nos enseñó que nuestros derechos terminan donde comienzan los derechos de los demás, empezamos a ver crecer y crecer los derechos de los que más tienen, mientras que los nuestros se van reduciendo drásticamente, al punto tal que ni siquiera se nos respetan los mínimos derechos humanos, como son el derecho al trabajo, a la vivienda, a la salud y a la educación. Y sin embargo, todo parece funcionar dentro de la legalidad y con las instituciones democráticas vigentes.Nos dan una palmada en el hombro y nos dicen que nuestros reclamos son genuinos, que hay que esperar y que ya los van a resolver; mientras vemos como se llenan los bolsillos los funcionarios y acumulan poder los bancos y las multinacionales.
 
Pero todo es legal, la pérdida de nuestros derechos es legal, y no se puede hacer nada, salvo esperar al próximo gobierno que seguramente hará lo mismo.
Algo no funciona, algo no nos han dicho cuando nos leyeron nuestros derechos mientras nos arrojaban al pozo de la marginación.
Lo que nos dijeron es que todo ser humano, viva en dictadura o viva en democracia, cuando es despojado del derecho al trabajo, del derecho a la salud, del derecho a la educación y a una vivienda digna, cuando se ha quedado sin ninguno de estos derechos, aún le queda el último derecho que no le podrán quitar.


El derecho a la Rebelión.

Una rebelión sin violencia, una rebelión organizada y con inteligencia, una rebelión donde la fuerza está en el espíritu de los que luchan por una causa justa. Una rebelión que utilice las metodologías de lucha de la no-violencia activa para cambiar el rumbo de las cosas. Y cambiar el rumbo significa empezar a luchar contra el poder real, que es el poder económico. 


 
 Continuara...

Amig@s, compañer@s, saludo,  semanalmente estare publicando capitulos de este libro EL DERECHO  A LA REBELION Y LA LUCHA NO VIOLENTA.

*Att: EDISON E. BURBANO
   POPAYAN- COLOMBIA

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