Pressenza Pressenza International Press Agency El Cairo.
El pueblo egipcio cambió las cacerolas por las rosas. En las calles de todas las grandes ciudades del país nordafricano, las generaciones se mezclan entre los miles de manifestantes, las religiones, los orígenes, las clases sociales. La unanimidad es total: Mubarak debe irse y con él todos los que están en el gobierno.
El pueblo egipcio cambió las cacerolas por las rosas. En las calles de todas las grandes ciudades del país nordafricano, las generaciones se mezclan entre los miles de manifestantes, las religiones, los orígenes, las clases sociales. La unanimidad es total: Mubarak debe irse y con él todos los que están en el gobierno.
Treinta años de dictadura en un país que no conoce las elecciones libres, con un servicio de inteligencia opresivo y con chivatos en todos los rincones, con la corrupción y la brutalidad hechas carne tocan a su fin.
El pueblo egipcio no tiene más miedo. Luego de la brutal represión previa a la huelga general prevista para el 6 de abril del 2007, donde fueron encarcelados centenares de dirigentes sociales, una revolución se estaba gestando.
Con los Hermanos Musulmanes ganando en influencia, pese a la persecución del gobierno. Una influyente correntada de no violencia, de buscar producir los cambios por consenso. Un consenso sostenido por las diferentes ideologías políticas, por los estudiantes, por las diferentes corrientes religiosas(en las mezquitas y las iglesias se convocaba a la gente a manifestarse y a hacerlo de forma no violenta, de no responder a las provocaciones y a las agresiones), por los sindicatos e incluso por muchos policías que durante las manifestaciones decidieron no obedecer sus órdenes y ponerse del lado de sus hermanos.
La amenaza está en el aire, el ejército tiene órdenes de dispersar la gente a sangre y fuego, pero el amor de los manifestantes puede provocar una conversión masiva de los soldados, también víctimas de este despróposito.
La plaza de la Liberación (Tahrir) es el epicentro de este cambio irreversible que se está gestando. En pleno “día de la ira”, como fue calificado por los muchos medios, los manifestantes hicieron un cordón humano alrededor del Museo Nacional Egipcio para evitar que pudiera recibir ataques. Los imanes de una de las mezquitas más grandes de El Cairo estaba exhortando, durante las plegarias, a sus fieles a seguir en la calle en paz. Protegidos por un cordón humano de cristianos.
Un acto de reciprocidad, ya que luego del atentado del 31 de diciembre del año pasado que sufrieron los cristianos (que son entre un 8 y un 10 % de la población) con más de 30 muertos. Se organizan en todas las iglesias noches de consuelo, donde la gente reza, canta, llora, pero sobre todo se acercan cada vez más. Estas iglesias fueron también protegidas por cordones humanos, en este caso realizados por musulmanes.
Esta hermandad es resistente y habla de un nuevo momento histórico, que desmiente el discurso de guerra de civilizaciones, de extremismos y permite soñar con un porvenir amplio y plural.
El amor está en las calles y se enfrenta a la violencia con la cara descubierta, el futuro de Egipto no tiene otro remedio que mejorar, su pueblo tomó la decisión y no hay suficientes Mubarak para impedirlo.
Con los Hermanos Musulmanes ganando en influencia, pese a la persecución del gobierno. Una influyente correntada de no violencia, de buscar producir los cambios por consenso. Un consenso sostenido por las diferentes ideologías políticas, por los estudiantes, por las diferentes corrientes religiosas(en las mezquitas y las iglesias se convocaba a la gente a manifestarse y a hacerlo de forma no violenta, de no responder a las provocaciones y a las agresiones), por los sindicatos e incluso por muchos policías que durante las manifestaciones decidieron no obedecer sus órdenes y ponerse del lado de sus hermanos.
La amenaza está en el aire, el ejército tiene órdenes de dispersar la gente a sangre y fuego, pero el amor de los manifestantes puede provocar una conversión masiva de los soldados, también víctimas de este despróposito.
La plaza de la Liberación (Tahrir) es el epicentro de este cambio irreversible que se está gestando. En pleno “día de la ira”, como fue calificado por los muchos medios, los manifestantes hicieron un cordón humano alrededor del Museo Nacional Egipcio para evitar que pudiera recibir ataques. Los imanes de una de las mezquitas más grandes de El Cairo estaba exhortando, durante las plegarias, a sus fieles a seguir en la calle en paz. Protegidos por un cordón humano de cristianos.
Un acto de reciprocidad, ya que luego del atentado del 31 de diciembre del año pasado que sufrieron los cristianos (que son entre un 8 y un 10 % de la población) con más de 30 muertos. Se organizan en todas las iglesias noches de consuelo, donde la gente reza, canta, llora, pero sobre todo se acercan cada vez más. Estas iglesias fueron también protegidas por cordones humanos, en este caso realizados por musulmanes.
Esta hermandad es resistente y habla de un nuevo momento histórico, que desmiente el discurso de guerra de civilizaciones, de extremismos y permite soñar con un porvenir amplio y plural.
El amor está en las calles y se enfrenta a la violencia con la cara descubierta, el futuro de Egipto no tiene otro remedio que mejorar, su pueblo tomó la decisión y no hay suficientes Mubarak para impedirlo.
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